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¿Qué atrae un electroimán?
Un electroimán es un tipo de imán que atrae metales con la ayuda de la electricidad. El Profesor Hans Christian Oersted acuñó el término electromagnetismo en 1820 y se refiere a la capacidad de un cable de llevar corriente eléctrica para producir un campo magnético.
¿Por qué un electroimán atrae metales?
Los imanes ejercen una atracción fuerte sobre los objetos que contienen hierro, acero, níquel o cobalto. Esto sucede porque todos los imanes tienen dos polos, o extremos, opuestos: uno norte y otro sur. Los polos norte atraen a los polos sur de otros imanes, pero repelen a sus polos norte.
¿Qué es un electroimán y cómo se puede hacer uno?
Un electroimán es un tipo de imán que consiste en una bobina y un núcleo de hierro magnética. La diferencia principal con otro tipo de imán es que se transforma en imán permanente cuando el electroimán se conecta a una corriente eléctrica.
¿Cómo funciona un electroimán?
Un electroimán funciona gracias a la propiedad que experimentan todos los conductores eléctricos: cuando por un conductor circula una corriente siempre se genera un campo magnético. El electroimán más simple es un trozo de cable metálico enrollado en forma de bobina.
¿Cuáles son las ventajas del electroimán?
Por su parte, en electroimanes de corriente alterna el campo magnético cambia de dirección en cada ciclo. Esto es de especial utilidad en transformadores, altavoces, solenoides, relés, etc. Como se puede ver, las ventajas del electroimán se multiplican cuando se conocen todas sus propiedades.
¿Cómo aumentar o disminuir la fuerza de un electroimán?
También podemos incrementar o disminuir la fuerza de nuestro electroimán a través de la cantidad de corriente eléctrica que se suministre. Podemos activar y desactivar el electroimán cuantas veces sea necesario, solo basta con interrumpir o no la corriente eléctrica.
¿Cuáles son las aplicaciones de los electroimanes?
Los electroimanes tienen numerosas aplicaciones: en el telégrafo, en las redes telefónicas, en los timbres eléctricos, etc. Grúas provistas de potentes electroimanes se emplean para levantar y mover las chatarras de hierro: cuando la grúa llega al lugar establecido basta interrumpir el circuito del electroimán para que la chatarra caiga al suelo.